sábado, 16 de febrero de 2013

¿Sabes esa sensación de ver al día millones y millones de personas y sentirte tú sola en el mundo? Esa sensación de aislarte si o si de la vida, de encerrarte en casa, en tu habitación, frente al ordenador, con los cascos a cien y unas buenas melodías de piano y canciones de rap, esas desganas repentinas, esa mirada a la ventana vacía, sin sentido alguno, sin explicaciones. Querer controlar toda la situación un poco, pero pensar que tal vez ya es demasiado tarde aunque digan que nunca lo es, haber querido volar con lo más mínimo y no tener ahora nada, haber intentado encontrar una salida por mínima que fuera, poder haber cambiado toda esta mierda y no haberme ni si quiera metido, haber sido feliz, sin más. Conformarme con poco ya es demasiado en mi, y el no tener nada asín tan repentino no es que duela, si no al contrario, se supera y eso es lo malo, el evitarme del mundo, de la vida, de la alegría, de las buenas compañias, de las risas, de las putas ganas de vivir. Tener tenía demasiadas metas en la vida, pero con el tiempo la mitad se suelen perder o simplemente desaparecen, pero las mías directamente nunca aparecieron, ni si quiera tuve la oportunidad, solo el remedio de tener que apechugar con toda la mierda, de tener que luchar yo sola y salir pa' lante, de tener que encontrar esa pequeña luz dentro de un túnel demasiado oscuro y triste, de ponerle color a las mañanas y alegría a las noches. ¿A día de hoy? Si digo que quiero vivir mentiría, pero por aprovechar sus besos, que no quepa duda.

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